Mercedes. Por: Francis Mateo (República Dominicana)

MERCEDES



Por: Francis Mateo 


Mercedes era una joven con todos los atributos para salir adelante en una sociedad arcaica, machista

y bruta. Acostumbrada a ciertas conversaciones, en la que se hablaba de ellacomo si se hablara de una foto o del pavo en un día de Acción de Gracias, “esa muchachita e’ bonita va a tener un cuerpecito, uy! Así que Alonso prepárese” por muchos años, ella daba por entendido que este era su mayor aporte a la humanidad. Hasta que descubrió el canto.


Mercedes escuchaba todas las canciones de amor y desamor que sonaban en la radio, claro, siempre y cuando la energía eléctrica lo permitiese. Su sueño era cantar. Estar frente a una multitud y experimentar eso que su maestro de literatura y biología llamaba “sui generis”, esa energía que vaga por el mundo y en un determinado momento enlaza el tiempo, espacio, talento y las masas en una configuración de belleza que muy pocos saben o pueden definir. Estas cosas se viven. No se pueden explicar le decía a sus amigas de la escuela cuando se iban en una hablando de cosas que a ella no le interesaban.

 

Para esos días había un rollo bien grande en la casa de Mercedes. Fue un Miércoles Santo. Su mamá estaba desesperada por hacer unas habichuelas con dulce mejorque las de la vecina. Ya que Alonso, su esposo, el papá de Mercedes, había piropeado con exageración

la mano culinaria virtuosa de la señora de al lado, y ella no se iba a dar porvencida hasta hacer unas mejores que la competencia. Entre anécdotas y quejas escuchaban la radio local. Mercedes le leía a su madre una receta que habían encontrado en un libro decocina llamado Mujer 2000. La radio, en el rincón izquierdo de la ventana, informaba a los radioescuchas de unas audiciones organizadas por el Beduino Mayor para formar parte de una banda merenguera. De inmediato Mercedes se fajó a trabajar una canción de Amanda Miguel con la que ella daba por seguro iba a arrollar en el certamen. Oh no, no, no, no, no, no, no (bis), se le oía cantar mientras iba a hacer los mandados a la pulpería, al salón, a la escuela.


El día de la audición se puso su mejor vestido de domingo, la noche anterior se había hecho unos rolos que después soltaría, para luego aplicarse la media lata de spray que mantuviera su pelo tan fijo como lacorrupción. Le pagó a un vecino para que la llevara en carrera al estudio de televisión. Lo último

que ella quería era coger un motoconcho y llegar a las audiciones como una gallina matá a escobazos. Sus deseos de ir algún día acantar al Show del Mediodía, y conocer al señor Palabra Estevez estaban cada vez más cerca de ser una realidad palpable.


Al llegar a las audiciones se encontró de frente con un joven, Gallardo, que traía puesto un enterizo amarillo con un pañuelo rojo amarrado al cuello, y un “curly” a lo Michael Jackson bajo un sombrero negro de ala ancha. Mercedes con intención le pregunta al joven, “¿Dónde son las audiciones que tiene hoy el Beduino? Pero, el joven, embaucado por el saoco de Mercedes quedó en silencio por algunos segundos y respondió:

 

Si he de morir solo por mirarte

¡Qué feliz! Si mal rayo no me parte Yo seré solo de usted sin tapujos Y usted solo mía sin apuros.

 

GALLARDO

Mi amor, y que fué, ¿no te gustó el poema?

 

MERCEDES

Caballero... gracias, pero necesito llegar a mi audición.

 

GALLARDO

Te voy a escribir una canción un día de esto. (Mercedes se retira)

Disculpe, no se vaya. Venga, yo la llevo a las audiciones. Yo trabajo para el Beduino Mayor. ¿Cuál es su nombre?

 

MERCEDES

Mira si tú me está haciendo perder el tiempo. No me hagas encojonar que usted no me conoce, y no quiero llegar tarde a mi audición.

Ella le contestó que se llamaba Mercedes y con un suspiro el joven Gallardo buscó su nombre en una lista que cargaba en un cuaderno de espiral. Es el cuarto 2A, mucha suerte y que Dios me la cuide.

Ella salió como un bólido hacia su encuentro con la gloria.

 

Mercedes salió victoriosa de su audición. Imágenes de cómo sería su futuro paseaban por su mente como los trailers de una película norteamericana con todo y voiceover, “In a world…” Pero todo esto se fue a pique porque cuando salió a la calle no encontró al vecino por ninguna parte. Esperó como quince minutos por si acaso estaba tomando un café o usando el baño. Aún así, nada, ni señas de ese arquetipo de la vulgaridad y falta de prigilio.

Cuarenta y cinco minutos después, con pena en el alma, Mercedes encontró el valor para caminar hasta su casa, entacada y en vestido de Domingo. Antes de que diera el primer paso, escuchó los 125cc de un Kawasaki morado con blanco, lustrado como zapato de déspota, detenerse a su lado, y montado en él reconoció al muchacho con el que había hablado antes, todavía vestido de amarillo.

 

GALLARDO

Mercedes. ¿qué le pasa?

 

MERCEDES

Todo y nada. Que en el momento más feliz de mi vida me han dejado aquí plantada y no tengo como llegar

a mi casa, y estoy aquí esperando se me pase la rabia para agarrar camino y llegar cuando Dios disponga

a mi casa.

 

GALLARDO

Venga, yo la llevo. ¿Cómo dejo yo que una ganadora y futura estrella se vaya a pie por ahí?

 

MERCEDES

(Lo piensa) Mire, pero es para mi casa que usted me

va a llevar... Se lo agradezco. GALLARDO

¡Que no se diga más!

 

 

Mercedes tomó asiento en la parte trasera del motor, abrazó por la cintura al chofer que sonrió cuando sintió los brazos arropar su cintura, y partieron avenida abajo. La brisa le pegaba fuerte en la cara, y se llevaba unas lágrimas de felicidad que salían de sus ojos como arcoiris y aterrizaban como ícaros por toda la avenida. Al llegar a su casa, en la acera la esperaba su padre con una cara más áspera que un trozo de cuaba. Allí le reprochó que cómo se atrevió a salir sin fregar los platos de la comida de las doce que todavía yacían en un fregadero hondo acosado por varias moscas. Que él no estaba criando cuero vagabundo que se montan en cola de motores con mequetrefes frente de orquestas.


El corcho que domaba sus rencores explotó. Le dijo que cómo se atrevía hablarle de aquella forma. Que estaba hasta la saciedad con que la tratase como si su vida no mereciera respeto.


De repente, se quedó callada unos segundos. Sintió como sus entrañas se llenaban de un sentimiento despreciable. Miró a su padre fijamente, y con severidad, contundente y desafiante, hablando, como si le cantara dijo Papá, queDios lo perdone. Usted me hiere en lo más profundo, sepa que muero lento. Y sin

 esperar respuesta, se dio la vuelta y dijo Vámonos, al joven que la había traído.

¿A dónde?Respondió Gallardo que sorprendido... Lejos. Sentenció Mercedes.

 

La distancia ahogaba el sonido del motor. Los padres de Mercedes inmóviles sequedaron a la espera de algo que no tenían muy claro. Cuando ya no se divisaba la motocicleta y solo quedaba el pesado aire de la discusión, el padre de Mercedes escupió hacia la cuneta y entró a su casa. La mamá de Mercedes se quedó unos segundos como despertando de un sueño incómodo. Dio la vuelta y se decidió a entrar a su casa. Se detuvo en la sala frente al radio y entre los cassettes que tenían cerca del radio escogió uno en particular, lo introdujo en la casetera ypresionó play. Se sentó en la mecedora frente al componente, y mientras miraba por la ventana hacia afuera susurraba la canción

 

“Yo te ruego que la quieras Y la aceptes como es. Es un astro, un velero

Una lluvia hecha deseo por caer.”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una red sin escala para pensar lxs Caribes flota(cione)~ / e~quirla~. Por: Jamila Medina Ríos (Cuba)

Poemas. Por: Marta Jazmin García (Puerto Rico)

Morhang vs Macondo: El Mundo de Albert Helman, el más desconocido de los autores sudamericanos célebres[1] , del país sudamericano más desconocido, un soñador que superó al realismo. Por: Arturo Desimone (Aruba)