Fantasma en la traducción. Por: Francisco Font Acevedo (Puerto Rico)
FANTASMA EN LA TRADUCCIÓN
Por: Francisco Font Acevedo
Declaración de incredulidad
Las palabras que estás leyendo en este momento suenan a español, pero cuidado: es solo una ilusión acústica, el efecto secundario de una mala traducción. Lo creas o no, el párrafo que estás leyendo fue escrito en inglés, el único idioma en el que puedo expresarme artísticamente, el único idioma en el que podría lograr una forma literaria. Estoy convencido de que solo puedo escribir libremente en el idioma en el que hago el amor, que hace años es en inglés. Para empeorar las cosas, hace tanto tiempo que no hago el amor que me encuentro no solo perdiendo el contacto con los placeres corporales, sino también olvidando escribir en mi idioma literario. Debo estar atravesando una transformación profunda. El escritor competente que una vez fui en inglés se está convirtiendo, mal traducido al español, en una especie de escriba monástico encerrado en un scriptorium medieval. En cualquier caso, ten en cuenta que lo que escribí en un idioma y lo que lees en otro no es propiamente hablando un texto literario, sino un boceto de uno, un holograma lingüístico, palabras difusas que aparecen y desaparecen de una frontera imaginaria.
La frontera
La frontera surgió cuando me mudé de Puerto Rico a Filadelfia hace seis años y medio. Estoy acercándome a la marca de los 7 años, que es cuando usualmente cambio de piel y comienzo un nuevo ciclo de vida. Cada ciclo ha sido presidido por un poema. El actual, que está a punto de concluir su curso, es "Un arte" de Elizabeth Bishop.
El arte de perder no es difícil de dominar;
tantas cosas parecen estar destinadas a perderse
que su pérdida no es un desastre.
Ese fue el mantra que me repetí a mí mismo al dejar mi isla y cruzar la frontera marítima para refugiarme en esta ciudad de ríos tóxicos y fraternales. Amigos y familia, almendros bordeando el mar Caribe, mi español boricua y 47 años de vida quedaron atrás. Inesperadamente, me convertí en una estadística histórica: uno de los 160,000 puertorriqueños que migraron un año después del huracán María en 2017.
Bocetos para un poema
A medida que mi ciclo actual de 7 años está llegando a su fin, he estado imaginando un nuevo poema para mi próximo septenio. Como no soy poeta, solo voy a esbozar algunos de sus rasgos esperando que alguien lo escriba pronto. Debería llamarse Fantasma en la traducción. Debería ser escrito en inglés y luego mal traducido al español para mantener la esencia del desajuste cultural. Se trata de un puertorriqueño anónimo que fue enviado a la Penitenciaría Estatal del Este de Filadelfia en los años 50, cuando las leyes de Jim Crow se aplicaban violentamente en todos los niveles de la sociedad estadounidense. En los archivos de grabaciones de la prisión, el poeta podrá verificar el testimonio del guardia Floyd Wilson sobre el tema: “Teníamos a este tipo puertorriqueño que llegó a la Penitenciaría Estatal del Este, y no creo que realmente supieran qué hacer con él porque tenían a los negros en ciertos bloques y a los blancos en otros bloques. Ni siquiera recuerdo que hubiese negros en los mismos bloques que los blancos. Ni que los blancos estuvieran en los mismos bloques que los negros”.[1] No quedó registrado el nombre, ni ninguna otra seña de identidad del borinqueño, salvo, por inferencia, que era probablemente mulato. Si hablaba español, inglés o spanglish, tampoco se sabe. Por la confusión causada dentro del apartheid existente en la cárcel y fuera de esta, independientemente del delito que hubiera cometido, nuestro reo ya era culpable de otredad, de esa opacidad caribeña inclasificable e incomprendida por el imperio gringo y su progenie europea.
La Penitenciaría Estatal del Este reformó sus directrices de segregación en los años 60, pero el experimento de integración no duró mucho ya que la prisión fue cerrada en 1971, apenas un año después de que yo naciera.
Nunca alteraría las licencias poéticas de ninguna creación literaria, pero quisiera sugerir amablemente al autor de Fantasma en la traducción que considere arrojar algo de esperanza sobre el destino del anónimo recluso puertorriqueño, tal vez incluir una fuga o una libertad condicional, o de alguna manera adaptar estas líneas del siglo XIII del poeta persa Rumi:
Dentro de este nuevo amor, muere.
Tu camino comienza al otro lado.
Conviértete en el cielo.
Lleva un hacha al muro de la prisión.
Escapa.
Sal como alguien que de repente nace al color.
Sí, con un poema como ese estoy seguro de que podré soportar los próximos siete años de exilio.
***
Nota bio-bibliográfica
Francisco Font Acevedo nació en Chicago, Illinois, en 1970, pero creció isleño en Rincón, Puerto Rico. Es autor de [pasión frontera] (Riel Editorial, 2024), La troupe Samsonite (Folium, 2016), La belleza bruta (Tal Cual, 2008), Caleidoscopio (Isla Negra, 2004), y coautor de Santurce, un libro mural (Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, 2020). Ha sido maestro de secundaria, traductor, colaborador editorial, corrector legal e intérprete. Algunos de sus textos han sido incluidos en No es cuento: antología de relatos breves puertorriqueños del siglo XXI (Prensas de la Universidad de Zaragosa, 2024), A toda costa: narrativa puertorriqueña reciente (Elefanta Editorial, 2018) y Puerto Rico indócil: antología de cuentos puertorriqueños del siglo XXI (Algaida Editores, 2015). Recibió la beca Letras Boricuas concedida por la Andrew W. Mellon Foundation y la Fundación Flamboyán en 2021. En la actualidad escribe en Bogotá, Colombia.
[1] Véase Eastern State Penitentiary Historic Site – Audio Tour Script, p. 20 en: https://easternstate.org/qr-codes/main-tour/the-20th-century.

Comentarios
Publicar un comentario