El Difunto Trovador. Por: Vicenta Siosi Pino (Colombia)

EL DIFUNTO TROVADOR


Por: Vicenta Siosi Pino

Escritora Wayuu

La primera elegía conocida en el vallenato es Alicia Adorada. Alicia Cantillo era la esposa de Juancho Polo Valencia, autor de la canción. Ella, embarazada allá por el año 1944, tuvo una hemorragia y necesitaba medicamentos, el juglar estaba lejos; le avisaron y se devolvió, pero encontró una parranda en el camino y se emborrachó durante varios días, cuando llegó al pueblito Flores de María, Alicia estaba enterrada, con solo 16 años de vida. El primero que grabó su lamento fue Alejo Durán. Juancho Polo no tiene remordimientos, él culpa a Dios.




Cómo aquí en la tierra 

Dios no tiene amigos

Como Dios no tiene amigos anda en el aire

Tanto le ruego y le pido, ay hombe

Siempre me manda mis males.

 

Se murió mi compañera que tristeza

Se murió mi compañera que dolor.

Y solamente a Valencia, ay hombe

El guayabo le dejó.

 

Armando Zabaleta dice que Jorge Oñate le pidió una canción de homenaje al compositor Freddy Molina, asesinado a los 27 años, en la puerta de su casa, porque todas la que le habían escrito eran feas. Armando, impactado por el fallecimiento de su amigo construyó No voy a Patillal.

No voy a Patillal porque me mata la tristeza

Al ver que en ese pueblo fue donde murió

Un amigo mío.




 

Las elegías vallenatas se acercan a cincuenta, algunas son: Te sigo queriendo (Miguel Morales a Kaleth, su hijo), Jaime Molina (Rafael escalona a su amigo Jaime Molina), Te llevas todo de mí (Aurelio Yeyo Núñez a su esposa), Mi gran Amigo (Camilo Namén a su padre), Canto celestial (Diomedes Díaz a su acordeonero Juancho Roys).

HÉCTOR ZULETA




Héctor Zuleta digitaba con suma rapidez el acordeón, componía canciones, era verseador repentista, como su padre Emilianito; inició tocando la caja, luego pasó a la tumbadora; era alegre y muy atractivo físicamente.

A los 15 años escribió una elegía por la muerte de su abuela materna: Homenaje a la vieja Sara. En su corta vida compuso 45 canciones, tales como: Flor de mayo, La tiendecita, Golpe a golpe, El cantor triunfante, Siempre unidos, Firme como siempre.

Héctor murió antes de cumplir 22 años. Adolorido por su partida, Juan Segundo Lagos le escribe El difunto trovador. Lagos es guitarrista, abogado; nacido en la Jagua del Pilar. 

Terminada El difunto trovador, la puso a concursar en el Festival de la leyenda vallenata en Valledupar, pero en la preselección fue descalificada; la inscribió en el Festival Cuna de acordeones de Villanueva y también la eliminaron pronto; pero la grabaron Los Zuleta y se convirtió en un suceso musical.

Esta elegía con tonalidad menor, pose un texto narrativo con personajes, espacio, tiempo y una voz en tercera persona.

Había un muchacho

Querido por todo el mundo

Que en pocos años

Demostró lo que iba a ser.

Grande como sus hermanos

Como Poncho y Emiliano

Pero Dios mandó por él.

 

La primera palabra, Había, dice: alguien ya no está; un muchacho, destaca su juventud; muy conocido porque lo quería todo el mundo, no era del común. En pocos años, recalca que comenzó su oficio desde adolescente. Lo que iba hacer: tenía un futuro promisorio, pero fue truncado. Grande como sus hermanos, expresa su estirpe de músicos reconocidos.

Pero Dios mandó por él: La creencia judeo-cristiana común en la región se hace presente: hay un Dios que manda en la vida y es también un poco de consuelo, nadie aquí tiene la culpa: Dios mandó por él.

El primer verso con treinta palabras expone un cúmulo de imágenes. Ratificando que la característica esencial de la canción vallenata es el ser sucinta, el minimalismo literario. Un vocablo en el vallenato pinta un universo.

Por todas partes se hablaba de su talento

Y era un prodigio para tocar su acordeón

Era un músico completo

Todos le tenían respeto

Porque sabían de su don.

 

Por todas partes, magnifica la fama ganada. Era completo porque componía, verseaba, tecleaba el acordeón con destreza, tocaba caja, tumbadora y tenía carisma. Esas cualidades excepcionales solamente pudieron venir de Dios: un don sobrenatural.

Los versos son tácitos, sin adverbios; van insinuando y el oyente termina con la imaginación los hechos narrados.

Los primeros versos, eran un lamento

Que nació del alma

Con que sentimiento le cantaba Héctor

A su vieja Sara.

 

Recuerda que su inicio fue una elegía a su abuela Sara, demostrando sensibilidad al componer; emoción mostrada también en: Penas de un soldado, Vendo el alma, Me deja el avión.

 

Y así comenzó su fama

Y creciendo todo el tiempo

Solo con cantar un verso

Los aplausos se robaba.

 

Creciendo todo el tiempo, dice que Héctor no se estancaba, buscaba nuevas formas en su arte y el público apreciaba su profesionalismo. 

 

El pueblo orgulloso, contento con su lira

Decía satisfecho al fin llegó el mejor

Y no era mentira,

Él era la esperanza del folclor.

 

Sus seguidores reconocían su virtuosismo, pero algún desapercibido podría no creerlo, entonces, el autor ratifica: lo declarado sobre ese muchacho es verdad. Él estaba para grandes cosas porque avanzaba desarrollando su talento y engrandecería aún más la música de acordeón.

 

Era preciso que pasaran muchos años

Para que el tiempo

Demostrara que hoy por hoy

Nadie ha superado a Héctor

Nadie ha tenido el talento

Del difunto trovador.

 

Ahora, con profundo dolor expone: él era insuperable, pero está muerto; el trovador ha fallecido.

 

En el recuerdo de muchos

Dejó una escuela

Generaciones aprenden su estilo fiel.

Y aunque el fundador se fuera

Los segundos siempre llegan

A escuchar las notas de él.

 

Inolvidable será su originalidad, pionero de un estilo al que otros necesariamente deben remitirse.

Y hoy reconocemos que hay valores nuevos

Dignos los exponentes

Y también es cierto que hay músicos buenos

Y otros excelentes

Pero de todas maneras nunca estamos satisfechos

Porque el vallenato sueña

Que ojalá volviera Héctor.

 

El autor reconoce que el vallenato no desaparecerá, aunque fallezcan sus exponentes; seguirá la tradición. Pero los seguidores de esta música tienen un sueño imposible y por ser irrealizable duele mucho. El dolor es descarnado en esta frase:  El vallenato sueña que ojalá volviera Héctor.

Aquí el vallenato significa: todo el género musical, la fanaticada, los que viven en una región. Ojalá: Hubiésemos querido que no se fuera, pero no va a ocurrir y por eso estamos en dolor profundo. Es el momento más emotivo de la elegía

Era provinciano de alma sencilla

Amaba la vida, amaba su región.

 

Señala su nacimiento en la provincia de Padilla, villanuevero, del campo, sin rebuscamientos en sus composiciones, lleno de vida, representante de una región musical. 

 

El difunto trovador inicia con el final, in extrema res: alguien se ha ido. Es un relato biográfico que pasa por las etapas de la vida de un compositor y las acciones en su oficio. Lo proclama artista representativo del subgénero vallenato. Contiene las cualidades del vallenato clásico: Conciso, sin parafernalia, narrativo, descriptivo, idealista, rítmico, regional, de versos libres. abundante eufonía y lenguaje culto.

 

Las elegías construidas con profundo dolor buscan dar vida a algo que se fue. Con las palabras se recupera lo perdido, en una nueva forma. Esta canción que nombra a Héctor tres veces, lo ha hecho inolvidable.

 

 

 

 

 

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